martes, 9 de noviembre de 2010

Refugiados

El auto trepa
los caminos escondidos
y los clavos de las ruedas
se hunden en el barro negro
de los turbales.

Paseamos por barrios nuevos,
claros húmedos
arrancados del bosque.
Está lleno de estos refugiados,
dice la nativa.
Intentan dejar atrás el hambre y la pobreza.
escapan de su pasado,
lavan la vergüenza del fracaso
en el agua turbia de los arroyos.

Por eso corren hacia la Tierra del Fuego.
Acá, la memoria destiñe
con la nieve de Abril.
El perdón llega con las heladas.
Por eso vienen, estos refugiados.
Este es el fin del mundo.
Ya no pueden huir más lejos.

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