Apenas un rostro, el cuello de un traje, un fondo negro.
Y una mirada penetrante,
de esas que de chicos nos daban miedo.
Y una mirada penetrante,
de esas que de chicos nos daban miedo.
Busco en esa calva brillante el lugar donde ha florecido su razonamiento.
Veo en las profundas arrugas de su frente,
en su escaso cabello, difuso, fantasmal,
el paso de ideas, revoluciones, guerras.
Observo sus ojos, buscando una verdad
De repente sonrío y me acuerdo.
Este no es Hobbes, él hace mucho ha muerto.
Es polvo y recuerdo, un nombre en la tapa de un libro.
Este es sólo un retrato.
Es óleo y lienzo, momificando lo que era un hombre.
Deberían ponerle “Este no es Hobbes” abajo.
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