La Torre es reliquia y palacio.
Templo de una religión olvidada.
Sus reyes son augures autómatas,
que miran eternamente el cielo,
contemplándolo sin entenderlo.
La observo con la nitidez que solo pueden tener mis sueños,
esos espejismos, más consistentes que la vigilia.
Brillante en la noche caótica.
Protegida por un campo de luz iridiscente,
como alas de miles de insectos
y que recuerda púas.
Un rayo golpea a La Torre.
Los augures caen al vacío,
Sus cabezas dislocadas extrañamente miran hacia el cielo
mientras se precipitan al barro.
El marfil es cenizas,
granizo de piedra,
latiendo luminoso en los refusilos.
Me acerco a los restos.
Los autómatas ahora son sólo chatarra,
sangrando aceite dorado.
Sus caras, incrustadas en suelo,
Aún miran las estrellas
Que ahora son sólo piezas de plata
titilando en la noche.
Cara Berlangganan WeTV
Hace 1 año
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