sábado, 11 de julio de 2009

Insomnio Digital

Entro a mi departamento. No tiene ventanas ni puertas salvo por la de entrada. Las regulaciones exigen que tenga una entrada de luz, por lo que un pequeño tragaluz se abre en el techo, pero ahora es de noche y sólo entra por él la helada y tenue luz de la luna. Las estrellas brillan heladas y no iluminan.

La ciudad es aterradoramente luminosa. La luz me esta persiguiendo. Se cuela por debajo de la puerta. No puede ser. No puede ser. La puerta es neumática, no tiene quicios ni goznes ni aberturas debajo de ella. Sólo es una hoja de aluminio en una pieza de acero que se corre cuando me identifica. La luz no puede colarse debajo de ella. Pero lo hace. Es un polvo de neón dorado, brillante. Se mete a la habitación. La ciudad, tan insomne como yo como yo, no dejará de perseguirme. Me acuesto, con la estúpida idea de que si no lo veo no estará ahí. Pero lo está. Se mete por debajo de mis ojos. Es una línea blanca en el borde mis párpados. Luego es un iluminación blanca que se extiende dentro mi, como si apretara mis globos oculares con las manos. Me levanto de golpe. El sistema de iluminación me detecta y enciende las luces de la habitación. Quedo instantáneamente encandilado mientras escucho como la pared se abre y aparece el baño. ¿Pero que mierda tienen todos en esta ciudad con la luz? ¿Ya no puede cagar uno que la luz lo va a perseguir hasta el inodoro? Voy al baño, como si el ordenador del departamento me lo hubiera ordenado al encender las luces. Siento calor en la pared. La ciudad brilla ahí afuera, iluminada hasta la demencia por millones de lámparas de una potencia solar. La gente le teme a la oscuridad, nunca dejaron de ser niños. La gente se rodea de luz solar a la tarde, y a la noche se encandila bajo los miles de focos de las calles, de los cientos de luces de sus casas. No quieren ver sombras jamás, iluminan todo hasta que éstas desaparecen. Las sombras son símbolos, no sólo oscuridades. Simbolizan las cosas malas que las personas arrastran consigo, y que no las abandonan jamás. Si no ven las sombras, no ven la mierda que tienen dentro, como si esta no existiera. Pero ahí está, oliendo cada vez que salgo a la calle. Ahí está, dentro de esos liberales degenerados, de esos amantes de niños, de esos refinados drogadictos, de esas niñas esculturales que han tirado sus abortos por la cloaca. Ahí está, y la luz tiene que ocultarlo. La luz tapa más que la oscuridad en las ciudades, la oscuridad no pone alertas, y nos hace buscar cosas. La luz encandila y no deja pensar. ¡Luz de mierda! ¡Dios te creo el primer día para que la creación fuera eternamente estúpida!

Salgo del baño, escucho los ventiladores de las máquinas que lo limpian automáticamente. El departamento es todavía más maniático de la limpieza que yo. Pero él limpia a oscuras y a mi me persiguen la luz y el insomnio. ¿Qué hora es? Son las cinco y media, Marianela. ¿Abro el tragaluz? No, a la mierda. No quiero nada de luz. Que el sol se vaya al carajo. Me acuesto. La luz se va automáticamente. Miro hacia la puerta y me parece ver como de a poco la luz de la ciudad brillante se va colando a través de ella.



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Now playing: Muse - Micro Cuts
via FoxyTunes

3 delirios:

Electric Feel dijo...

Hace tiempo que no pasaba, y es que no habia podido.
Extrañaba leer alguno de tus escritos, este resulto muy bueno, como de costumbre.
Yo pienso que la luz es esperanza & fragilidad, aunque a veces es mejor sumirse entre sombras & verdades, puesto que no es muy sincera.

Electric Feel dijo...

Saludos! :D

Fran dijo...

Marianela, pobre, son las cinco y media. ¿Ya te fuiste? ¿Tan temprano? El alba nos espera, pequeña Marianela.
-¿No espera?- replicas a media luz Marianela.
Y sin pestañear un momento, vuelves a la cama, tus pies ahora helados se enrollan en los mios, mientras no sea un sueño, Marianela, es temprano, son sólo las cinco y media.

Besos Rorro, te quiero.

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