domingo, 13 de diciembre de 2009

De compras

El taxi repta lentamente por la ciudad sofocante, ardiente. El pavimento es golpeado por el inmisericorde sol, ni un árbol para dar sombra, fresco. No, sólo el sol inclemente, el pavimento hirviendo y los taxis arrastrándose por él.
Llegamos a Ciudad Eléctrica. La odio, la odio. La odio por traerme acá, odio ese lugar. Chessie sonríe, y me aprieta la mano en un gesto de cariño. Yo sonrío como puedo, mientras nos acercamos al Shopping. Nos bajamos del taxi. Buenas tardes, chau, cuídate.
El calor me golpea en cuanto bajo. Nos apuramos a entrar a mole inconmensurable de vidrio y acero que es el Shopping. Adentro, el frío, la brisa fresca de las máquinas. El aire acondicionado es el gran invento de la modernidad. Ciertamente, reflexiono. Se acerca Navidad, y un villancico a todo volumen se deja escuchar, interrumpido por el sonido electrónico y tribal de la música electrónica que sale de un local y el incesante hablar de la gente. El ruido esta todo al mismo nivel. No hay matices, desniveles del tono, nada. Sólo un constante ruido, continuo y duro, desquiciante. Enfermante. ¿Estás bien, Foxglove? Si, no me tomé la pastilla nomás. No te hagas drama. Chessire sonríe. En algún de mi cerebro recuerdo su nombre verdadero, pero no me interesa. Casi nadie usa su nombre. Ella es Chessire, no me interesa quién era cuando nació, sino lo que es cuando pasea por el Mundo Flotante, cuando pinta, cuando crea y cuando coge.
Mira mira, exclama. Un vestido entre negro, gris y plateado, con botones de cristal líquido que cambian de color. Muy bonito, le grito. Hay que gritar para escucharse. Unas chicas ríen con mucha fuerza, la música electrónica del local es un solo traquetear de tambores y sonidos agudos. La vendedora es una nena hermosa, que mastica chicle, me dice flaco y grita gesticulando mucho cuando Chessie se prueba el vestido. Es muy bonito, lo llevamos. Vamos a comer. La hamburguesa pasa entre gritos de chicos, música que sale de celulares y las risas de unas niñas con uniforme de colegio. Que lindo que me hayas acompañado, hacia tiempo que no hacíamos nada juntos. Cierto. ¿Como vas con el trabajo? No estoy hecho para esto, le digo mientras nos levantamos. El Aparato es así, Foxxie. Es caníbal. So sé, me pone mal. Esto es la Cadena Alimenticia, Foxxie. El tono de Chessire es didáctico, como si estuviera dando una conferencia en la Universidad Flotante. El Aparato no toma decisiones, es una burocracia de sobrevivientes. Todos se cuidan a si mismos, y ahogan a los más débiles. Nadie decide, por temor a perjudicarse. Pero eso hace que funcione. El Aparato sobrevive a todo porque sus miembros son sobrevivientes. Son miembros de una…No escucho a Chessire, el ruido del Shopping es fuertísimo. Caminamos y de golpe entramos a un camino de ladrillos amarillos donde un solo caricaturesco brilla sin dar calor y alegres enanos y querubines bailan mientras toman Coca-Cola.
¿Me Escuchás? No, Chessie, no entiendo nada. Sólo pienso que trabajar acá debe ser enloquecedor. El ruido, Chessie, ¿entendés? Ay, es porque no sos adaptable. El Shopping es tan ruidoso como toda la Bahía del Concreto. Eso decía. Trabajar acá, vivir acá, debe ser una enfermedad. El ruido está en todas partes, se cuela por todos los lugares. Lo siento dentro de mi mismo, como un cáncer que me crece y me pide que grite y rompa cosas. Tranquilo, Foxxie, me dice mientras me acaricia el pelo. ¿Tomaste tu pastilla? El Síndrome de Desconexión es así, ya te vas a acostumbrar. No, no me acostumbraré más, me enfermaré cada vez peor. Pero no es culpa, es esto. Toda esta mierda es enfermante. No puedo ni pensar, sólo me aturdo con el ruido, no puedo dejar de escucharlo. Está dentro mío. No grités por favor.
¿Y cómo querés que no grite? Sino lo hago, acá no se escucha nada.

0 delirios:

Publicar un comentario