Cada tanto aparece,
sobre todo cuando el sol empieza a despuntar
y ya no es noche ni día.
Justo cuando yo me arropo con las sábanas,
buscando no oír los autos.
Efímera, toca la ventana.
Entra sin pedir permiso.
Sonríe, no con la sonrisa apagada que le conocí,
sino con la sonrisa del que es feliz.
No con la del que busca serlo.
Su perro la acompaña,
una cruza de plumero y poeta.
Asusta a mi gato, que se hace niebla,
se esconde entre las grietas de la pared.
Y nos mira con sus ojos-linterna.
Me cuenta siempre lo mismo.
Que es feliz, que halló algo de paz en su vida.
Que se siente querida, linda.
Que ya no llora por no entender,
sino que se alegra con lo que aprende.
Yo le cuento que cada tanto la extraño,
cuando pienso lo que pudo ser.
Que la evoco en los orgasmos robados,
que pienso si verá la misma estrella,
ql mismo amanecer que yo.
Se va como viene.
Fantasma helado, humo de madreperla.
Sus rizos negros son lo último que veo.
Me dice como despedida que yo también soy un espíritu,
una sombra, un pedazo de recuerdo.
1 delirios:
Me encantó.. la verdad que muy bueno...Siempre hay un fantasma o más de uno que de tanto en tanto aparecen...
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