Cada tanto se dejaba ver,
Desparramado en alguno de los mugrientos pufs del lugar,
Tras una bruma de olor a manzana.
Le decíamos El Oruga,
Comparándolo con ese personaje de Alicia
Que tan enigmático como él
Se envolvía en nieblas de colores.
No sabíamos quién era,
Ni de dónde venía.
Su ambo de lino blanco nos avisaba que era un cheto,
Que estaba fuera de nuestro alcance.
Los Sofisticados los cortejaban cada tanto,
Y las chicas trataban de desenmarañar su misterio.
Pero él nadaba entre su humo de colores,
Los ojos apagados,
Mirando llanuras lisérgicas,
Muy ocupado para volver al ruido de El Palacio.
Cada tanto hablaba con nosotros.
Acababa la pipa, encendía un cigarrillo
Y disertaba a un público invisible,
Que podía comprenderlo incluso a través del ruido y el humo.
Una vez me dijo que envidiaba al humo,
Totalmente libre de todo,
Mecido por la brisa, absolutamente débil,
Libre por ser incapaz de hacer nada
Desvaneciéndose lentamente.
Dejó de venir de repente.
Nunca lo vimos demasiado, oculto como estaba por la escalera.
Tarde nos dimos cuenta que ya no estaba.
Lo soñé una vez y era de humo.
Su ambo blanco era bruma
Y la brisa volvía remolinos sus dedos.
De a poco se iba desvaneciendo,
Deshaciéndose,
Más libre que todos nosotros.
Cara Berlangganan WeTV
Hace 1 año
1 delirios:
El oruga es un personaje de un cuento que escribí hace poco. Me cayó tan bien que le hice unos versos. El Palacio es el antro donde se hacen jodas que aparece en uno de mis posts.
Publicar un comentario