miércoles, 1 de abril de 2009

Apología a Alfonsín

Se murió Alfonsín. Para quienes no saben quien era, fue el primer presidente desde el retorno de la democracia. En ese sentido (y quizás solo en ese sentido) puede compararse con Patricio Aylwin, José Sarney o Julio Sanguinetti. Nunca Argentina lamentará la muerte de un estadista como lo hace ahora. Los demás presidentes vivos o son francamente odiados o dividen las aguas de tal modo que las críticas se mantendrán incluso cuando sus muertes no les permitan defenderse de ellas. Alfonsín por otro lado cosecha afectos y lamentos por parte de todo el espectro político y social, y de gente de todas las edades que incluye a los jóvenes como yo que no recuerdan nada de su mandato.

Ahora que ha pasado a mejor vida, nos queda a los vivos preguntarnos que es lo que nos ha dejado, que nos ha legado, el ilustre difunto. La inmortalidad reservada a los ilustres consiste en persistir cuando se pierden las anécdotas, las historias, los chistes que circulaban en esa época. Consiste en sobrevivir pese a que se diluyen de a poco las obras, los defectos y las virtudes, hasta que no queda mucho más que el nombre en la memoria colectiva de la gente, asociada con algún valor, o algún hecho que la persona haya hecho. Los ilustres, recordados a través de la bruma del olvido, pasan a ser próceres cuando sobreviven incluso a su propia obra.

Alfonsín será un prócer dentro de un tiempo. Su obra, ambigua (su política económica se hundió en la hiperinflación, su política de derechos humanos fue truncada por el mismo, incluso no terminó su mandato) y su legado (el juicio a las juntas, la paz con Chile y la ley de divorcio vincular) se irá perdiendo con los años, recordada en algún manual oscuro por alumnos somnolientos obligados a repetirla hasta el aburrimiento. Pero no se borrará el legado de valores que ha dejado. Pero ¿Cuál es este legado?

Alfonsín ante todo, aunque uno no compartiera su opinión, aunque no respetara su obra, era un hombre respetado. Jamás alguien pudo acusarlo, ni siquiera falsamente, de haber tocado dineros públicos para su beneficio. Murió en la misma casa donde vivía antes del ejercicio del poder. Siempre fue coherente con la ideología y los valores del estado de derecho, su labor política siempre se asoció al deseo de la unidad de la nación.

Por eso va a ser un prócer, porque aunque no compartiera sus opiniones, tenías que coincidir que era un modelo a seguir para todos, como los sobresalientes líderes de los siglos pasados. Por eso va a ser inmortales, porque los valores que hizo valer son eternos. Por eso es tan triste su pérdida, porque el mundo es menos rico y porque estamos un poco más solos ahora que no está.

1 delirios:

Electric Feel dijo...

No sabía quién era asi que ahora gracias a ti estoy más informada, es que odio la política, y todo eso que tenga que ver con gente de dinero que mandoneé a otros xD
Saludos

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