Entramos al templo, el olor a muerto nos golpea cuando atravesamos la puerta del desván. Esto fue una mansión en una vida pasada. Luego fue un conventillo y más tarde la casa de gobierno, toda una ironía sobre el destino de nuestro país. El laberinto de papel viejo se abre frente a nosotros. Aquí está, señorita, la inextricable realidad de la hemeroteca.
Recorremos el laberinto-tumba. Catacumba de papel desde la cual los muertos nos miran. Allí están Chiang Kai-Sheck y Winston Churchill, en la conferencia de Teherán, momificados para siempre, mirándonos desde la tapa de un ejemplar de
Caminamos. Centenares de muertos nos miran desde sus titulares, con los ojos negros y amarillos. Pilas y pilas de diarios forman las paredes de un laberinto sin Minotauro a la vista, laberinto inextricable de palabras que no tienen sentido ni tiempo.
Las palabras no son las cosas, son la muerte de las cosas. Cada vez que escribo algo, la cosa sobre la que escribía se muere, y la araña de las letras la envuelve en la fina seda de sus conceptos. Las cosas quedan ahí, heladas, muertas, embalsamadas para la eternidad, completamente secas como estos diarios que crujen con la brisa que entra desde la ventana rota. Las palabras son sólo vendas que envuelven los conceptos, matándolos, alejándolos de la gente que los piensa, que solo puede venerar los sagrados restos como si fueran dioses. Un pilón de carpetas negras, llenos de los ejemplares de Agosto de 1935 cae al suelo con terrible ruido, y las paredes de diarios tiemblan por un instante. Menos mal que no caen, que horrendo sería morir sepultado por diarios viejos. Deben pesar más que la piedra, los malditos.
Huyo del lugar, no quiero seguir escribiendo. Las palabras son muerte. He matado 372 veces en lo que voy del post. Trescientas, setenta y dos veces muerte. No vale la pena molestar al silencio por esto.
2 delirios:
Vaya, todo muere..
Pero quizás sea el motivo por el cuál el silencio te impulso a escribir.
Saludos ;)
descubrí que no puedo criticarte nada, ni opinar con vos de ningún tema porque sabés demasiado de las cosas, y tenés tanta historia encima que yo simplemente soy una pequeña hormiga que no quiere cargar su hojita.
Te agradezco demasiado por la hermosa Semana Santa que nos hiciste pasar, ya cuando me subí al bondi me di cuenta que no tenía las mas putas ganas de volver, ahora en Bahía estoy viendo todo mas horrible de lo que es.
¡Dice Roy que no tires su vasito de Willy! El boludo se lo olvidó allá.
En fin, te quiero, gracias otra vez (:
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