sábado, 31 de julio de 2010

No, Chulu

A veces lloraba.
lágrimas fermentadas
en las que diluía la memoria de sus padres.
Cada tanto se acababa en llanto
y yo saboreaba aguas con gusto a viejo
maceradas de odios antiguos,
de dolores pasados,
que no podia descargar frente a nadie
salvo frente a mí.
A veces lloraba.
Hasta el día de hoy
guardo un caramelo,
(de esos ácidos)
esperando verla sentada llorando en un cantero,
listo para acariciarle el pelo
y decirle
No, Chulu, no me llore.

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