Quiere un café, Aristóteles? No GrAcIaS, mE dA aCiDeZ, contesta el gato con un bostezo que muestra todos sus blanquísimos dientes de cachorro. Se distrae por un momento, contemplando el vuelo histérico de una polilla alrededor de la lámpara que nos ilumina. ¿Qué me decía de las musas, caballero? ¿QuÈ CoSa? Las Musas, Aristóteles, que no existían, que eran parte del Demiurgo. Ah Si...LaS MuSaS...Tu MuSa Te Ha aBaNdOnAdO, ¿nO eS aSí? me dice, metiendo el dedo en la llaga. Gato malvado, solo por eso no te arrojo la bolita de papel que oficia de pelota. Él me mira con esa media sonrisa socarrona propia de todos los gatos. Sonrisa inteligente, altanera, de quien sabe que sus pensamientos son más perfectos. Sonrisa sobradora, paternal, de quien sabe que habla en enigmas. Si, Aristóteles, ya hablamos de eso. Pero ibas a algo importante, me impaciento yo. BuEnO bUeNo, Lo QuE qUeRíA dEcIr Es QuE tU mUsA nUnCa EsTuVo CoN vOs. La MuSa Es uNa CoNsTrUcCiÓn De Tu MeNtE. Pero ella existía, te lo aseguro. Más allá de que nunca la viera, sabía que estaba ahí, helándose a la altura a la que la había colocado. No, No EsTaBa, dice él, y se distrae arañando el borde del mantel. Vamos, gato destructor, dejá eso y explicame. Él bosteza silenciosamente. ¿QuÈ eRa lA mUsA pArA vOs? Pienso apenas un instante, pues la respuesta flota en mi cabeza desde hace días. Era una fuerza, una energía que me impulsaba hacia adelante, un primer motor que mantenía mi ritmo. eXaCtO, iGuAl QuE eL DeMiUrGo: uN pRiMeR mOtOr, lA cUeRdA dE lOs iNfInItOs mEcAnIsMoS dE tU aLmA. ¿Seguro que no querés café? El gato no se molesta en contestar. PeRo ElLa No hAcÌa NaDa QuE tE iMpUlSaRa. O sEa, No CoGíA cOn VoS, nO tE cAuSaBa ViSiOnEs MíStIcAs, No eRa UnA mEnTe bRiLlAnTe QuE dEsTiLaBa TaLeNtO. VaMoS, aPeNaS eRa uNa PoBrE cHiCa, BaStAnTe GoRdA pOr CiErTo, CoN lA qUe HaBlAbAs. Es cierto, ¿Pero que tiene que ver? Aristóteles menea la cabeza, harto de hablar con mentes inferiores que necesitan poner en palabras lo que sienten. Él es como el reflejo en los espejos, no tiene voz, y sin embargo se le entiende, como la gente de los sueños. TiEnE tOdO qUe VeR, Gringewald. Tu MuSa Es SóLo UnA iDeAlIzAcIóN dE tU mEnTe. Es El DeSeO dE qUe ExIsTa Un PoCo De BeLlEzA eN eL mUnDo, Un DeSeo De QuE lA pErFeCcIóN pUeDa SeR. CuAnDo HaBlÁs De Tu MuSa, PaRtIcIpÁs De La MeNtE dEl DeMiUrGo, PoRqUe TeNdÉs A eLeVaRtE hAcIa Él. No ImPoRtA qUe EdIpO mAl CuRaDo HaYa HeChO qUe JuStO ELLA sEa La ElEgIdA , pErO eN rEaLiDaD vOs pOnÉs A sU nOmBrE tOdAs LaS cArAcTeRíStIcAs DeL DeMiUrGo. Es Él Tu FuEnTe De InSpIrAcIóN, dEsTiLaDo, CoNcEnTrAdO eN eSa pObRe CoNcHa QuE tAnTo AmAbAs. El gato se lame su tupido pelo gris. Me mira un momento con sus maquillados ojos verdes. ¿EnTeNdEs?
Claro que entiendo, querido.La Musa existe. No necesita hablarme o quererme, necesita existir solamente. Es una energía que late dentro de mí y que coloco dentro de los demás. Es una fuerza estética que late dentro de todos, porque es el deseo de belleza de la mente del Demiurgo.
Aristóteles corre excitado hacia su pelotita de papel, y hace unas gambetas con ella que envidiaría el propio Messi. Él puede hacer varias cosas a la vez, como pensar y jugar. Mi café está frío. Yo o capto el presente, o tomó café, o pienso en mi musa. No puedo hacer las tres cosas...
Claro que entiendo, querido.
Aristóteles corre excitado hacia su pelotita de papel, y hace unas gambetas con ella que envidiaría el propio Messi. Él puede hacer varias cosas a la vez, como pensar y jugar. Mi café está frío. Yo o capto el presente, o tomó café, o pienso en mi musa. No puedo hacer las tres cosas...
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