El gato no es estúpido, ninguno lo es. Cuando me acerqué, sigilosamente, dispuesto a estrangularlo, huyó como perseguido por el diablo. Me quedé sentado en la cama, al lado del pobre oso, abierto, destripado.
Me di cuenta que el peluche no tiene entrañas, no tiene vísceras, no tiene órganos. Está relleno por una masa oscura, que parece ser del mismo material con el que se hacen los trapos de piso. No tiene hígado, corazón, músculo. ¿Recordará el lejano y exótico país que lo vio nacer? No tiene cerebro, no debe recordar. ¿Habrá sonreído a las manos amorosas que le colocaron entrañas nuevas y lo repararon? ¿Será conciente de su infantil belleza, de sus brillantes colores? No creo, nosotros tampoco somos concientes de esas cosas, y eso que tenemos carne y sangre.
Pobre oso destripado sin tener tripas. Pobre oso abierto sin poder sangrar. Podríamos habernos juntado alguna vez, tomar un café, una cerveza, y reflexionar sobre lo efímero de la vida y los certero de la muerte. Pero sin entrañas, no creo que pueda tomar nada.
Aunque, a veces debe estar bueno no tener tripas, y el alma que las mueve. Debe estar bueno tener trapos en lugar de corazón, cuando nos fallan o necesitamos fallar. Y en este momento desearía no tener estómago, porque mi digestión es un desastre.
¿Y ella, tiene entrañas? Hace poco me di cuenta que me está leyendo. No ha desaparecido, no se atreve a desaparecer. Si tuviera peluche en lugar de sangre, olvidaría más rápido. ¿Y yo? ¿Tengo entrañas? Cada vez que agacho la cabeza y me resigno a que las cosas sean como son, usando esa lógica propia de quien no quiere arriesgarse por nada, pienso que no debo tener tripas porque sino gritaría y al menos me quejaría de lo que no puedo cambiar. ¿Y ustedes tienen? Cada vez que hacen una pelotudez grande como una vaca, cada vez que se callan en lugar de decir lo que todos sienten que debería decirse, cada vez que deciden no arriesgarse y no acatar lo que sus órganos les dicen: ¿Tienen entrañas en ese momento?
Comí estofado anoche…como quisiera no tener tripas en este momento…aunque sea para que el estomago deje de dolerme.
5 delirios:
pobre oso. pobre gato. pobre tu estómago...y tu corazón :-/
espero que ella también tenga entrañas.
saludos...
PD: suerte en el comienzo de este nuevo año lectivo. que te sea leve, amigo. beso.
A veces creo que no, no tenemos entrañas. Pero tampoco estamos rellenos de estopa. Somos más parecidos a relojes o a juguetes a cuerda que a peluches. Los peluches son tiernos, apachuchables, te escuchan y te sonríen. Nosotros solo dejamos pasar las horas, nos movemos mecánicamente, nos manejamos según ideas y caminos preestablecidos. Inmóviles, fríos y mecánicos, así somos. Aunque intentemos no serlo. Aunque queramos parecernos más a muñecas articuladas. Pero, si alcanzamos siquiera a ser marionetas, es otro el que mueve los hilos.
Quisiera no tener tripas, para no recordar mucho. Sería mejor asi, la memoria pasajera.
Siempre se recuerda lo que no se desea revivir, para mi desgracia si tengo mucha tripa.
¿Tu la tienes?
En fin, senti mucha simpatía por el osito de peluche de tu relato, quizás un día de estos lo invite a tomar un helado o a fumar un gigarro, el mundo es chico. Quien sabe.
(:
gigarro? xd, maldito teclado.
gigarro: cigarro xD
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